El camino, la caminata y la fortuna,
Esta el hilo rojo que nos une.
El fuego que no se gasta,
Que empieza sin saber cuánto va a durar,
La edad madrugadora que llega justa.
Aquellas aguas y las sonrisas,
La charla y el silencio que se soporta,
El silencio que escucha cómodo.
Espeso reptil que navega en las piedras del parque,
Buscando palabras y señales,
Un sueño de agua, aire tierra, un todo.
Ay mustio palpitar
No te acabas...
Suspiro afilado,
Que se clava en mi estómago,
En la entraña que no sabía que aun vivía.
Rebeca Fregoso
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